La soledad, el mejor regalo o el peor castigo

Estamos viviendo unos momentos en los que muchas personas se encuentran en la situación de tener que vivir confinados en soledad, a menudo esto resulta muy duro.

Pero también existen muchas personas que se encuentran en la situación de tener que vivir confinados con alguien, y eso, también puede resultar duro.

Del mismo modo que la soledad escogida es un auténtico regalo, la soledad obligada puede ser el peor de los castigos.

Somos seres sociales y necesitamos interrelacionarnos con los demás, pero también somos seres individuales que necesitan su espacio de encuentro consigo mismos.

Existe una gran diferencia entre estar sol@ y sentirse sol@, todos hemos vivido momentos en la vida, en los que estando entre multitudes nos hemos sentido solos y estando en soledad no nos hemos sentido tan solos. Por suerte, a día de hoy hay más medios que nunca para estar en contacto con las personas, aunque no las tengamos físicamente a nuestro lado, sé que no es lo mismo, pero sin duda esto puede hacer mucho más llevadera nuestra soledad no escogida.

En mi opinión, lo que marca la diferencia entre estar solo y sentirse solo, es la calidad de relación que hayamos forjado con nosotros mismos, y el vínculo que podamos seguir manteniendo con los demás, a pesar incluso de que no estén con nosotros físicamente. Del mismo modo, poder convivir en armonía con alguien, depende de la calidad de la relación que mantengamos con las personas de nuestro entorno.

En momentos como los actuales, se pone en relieve más que nunca la necesidad de desarrollar excelentes relaciones con un@ mism@ y con los demás, pues de ello va a depender en gran parte nuestra felicidad y nuestra paz interior.

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