Supongo que habrás vivido alguna vez la sensación de andar por el monte con una mochila, al principio la sientes en tu espalda, pero al cabo de un rato, a no ser que sea muy pesada, apenas te das cuenta de que la llevas puesta.
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Asimismo, todos llevamos puesta una mochila de creencias que configuran nuestra verdad, lo que está bien y lo que está mal, lo que se debe hacer y no se debe hacer, lo que debemos decir y lo que no etc… Estas creencias nos llegan por tres vías, la educación que recibimos de padres y maestros, el entorno sociocultural en el que nacemos y crecemos y las propias experiencias de vida.
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Cada creencia que tenemos define nuestras experiencias, pero a a su vez, cada experiencia no hace más que reforzar nuestras creencias, así que estamos en un circulo vicioso del que nos cuesta salir. Algunas de estas creencias nos limitan de manera evidente, y si no nos paramos a trabajarlas para borrarlas de nuestro subconsciente, nuestras respuestas automáticas seguirán reforzándolas y seguirán limitandonos de por vida.
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Aprovechemos estos días para parar un momento y sacar el plomo que llevamos en nuestras mochilas, trabajemos en todas aquellas creencias que nos limitan, que impiden que vivamos la vida que tú deseamos, así podremos seguir nuestro trayecto más liger@s y acelerar el paso para andar hacia la vida que anhelamos tener.